Últimamente se habla mucho de yihadismo, del riesgo de sufrir atentados terroristas en nuestras ciudades, del miedo de occidente a no vivir tranquilo, y un sinfín más de temores. Pero si bien es cierto que occidente debe atajar con firmeza cualquier amenaza, también es cierto que no debemos caer en la trampa de alterar nuestros valores más básicos.
Desde hace años conviven entre nosotros muchas familias musulmanas que sólo tienen como objetivo vivir y mejorar su nivel de vida. Exactamente el mismo objetivo que cualquier otra familia “de toda la vida”. Sus costumbres, indumentaria, lengua, religión y, sobretodo, su nivel social puede ser que produzcan rechazo a priori y así es muy fácil marcarles como colectivo problemático y origen de todo mal.
La falta de integración en unos casos, la “guetificación” de barrios, el abandono escolar, el uso o posible abuso de servicios públicos en otros casos, pueden provocar reacciones que rozan el racismo o la xenofobia.
La tolerancia es uno de esos valores que no debemos perder, pero una tolerancia bien entendida, que no es sinónimo de debilidad, al contrario. La tolerancia debe ir acompañada de medidas eficaces del control de la inmigración, de recursos sociales para la integración y de la exigencia del cumplimiento de nuestra legislación.
Ayer en Tarragona se vivieron unas horas de incertidumbre. Se detectó un fuerte dispositivo policial en la estación de trenes y más tarde junto a Parc Central. Pues bien, lo que corría por las redes sociales no tenía desperdicio. Desde amenaza de bomba hasta una redada de yihadistas. Todo ello sazonado con frases y expresiones xenófobas, lindas perlas que incluso llamaban a la respuesta violenta ciudadana.
Confío en nuestras fuerzas de seguridad para evitar los riesgos reales de terrorismo, pero debemos confiar en nosotros mismos como ciudadanos para evitar el “linchamiento” de todo un colectivo.
Necesitamos una legislación europea que persiga, vigile y controle a aquellas personas que puedan ser sospechosas de cometer un delito de terrorismo, sin que estas medidas dejen de garantizar la libre circulación de personas entre los países miembros. Y que solo una Europa unida será capaz de vencer al terrorismo y de defender las libertades fundamentales y los derechos humanos.